Ya nada sorprende en el país cuando se trata de saber como se hace política en el país Con todo desparpajo Alan García reconoció que con mucho gusto volvería a indultar y conmutar penas a los sentenciados por narcotràfico, una de las lacras provenientes de la sociedad del gran capital. Al politiquero convertido en multimillonario por doblar las rodillas ante poderos grupos empresariales poco le interesa que miles de jóvenes destruyan sus cerebros hasta el ultimo de los días, mientras enriquece a poderosos carteles.
Tanta generosidad no tendría lugar si no fuera por la enorme influencia que tiene el dinero que transita por debajo de la mesa. A esto es lo que llamamos corrupción, a la forma como los funcionarios públicos hacen uso indebido de su poder, se favorecen económicamente construyendo fortunas mal habidas en poquísimo tiempo, mientras millones de peruanos, entre ellos los maestros, sobreviven con sueldos de hambre excluidos del llamado "crecimiento económico".
Pero la corriente infecciosa no se detiene en los partidos de la derecha. En la llamada izquierda el escenario es igual, sino parecido. Un grupo de politiqueros, mediocres y corruptos, con el silencioso beneplácito de gobernantes sinvergüenzas se ha apoderado de los escasos recursos de miles de maestros y maestras en nombre de un sindicato al que manejan como su exclusiva propiedad, rotando en los cargos dirigenciales como roedores en busca de un hueco donde guarecer, reñidos en absoluto con la moral de la clase trabajadora. Lo curioso es que se llaman comunistas (Patria Roja) y auspician una sociedad sin clases, bajo la égida de la dictadura del proletariado, insultando la inteligencia a diario.
Como jamás lograron algo exitoso en su miserable existencia, esta camarilla de politiqueros decidieron hacer fortuna a costa de la indiferencia y no poca idiotez de miles de maestros que llegaron a creer que la Derrama Magisterial era de ellos, como dice la propaganda, hasta que se dieron cuenta demasiado TARDE.
En el Perù, como dice Julio Cotler, la política se ha emputecido, los partidos políticos, incluso el propio Poder Judicial son una porquería total. Tienen precio las sentencias, los indultos y demás beneficios del sistema judicial peruano. Como en el Congreso donde las leyes pesan en billetes verde, los jueces emiten sentencia al mejor postor, poco valen la decencia, el interès pùblico, los derechos del ciudadano comùn y corriente, si es pobre peor.
¿Este descalabro moral tiene alguna relación con la educación? ¿Es acaso una maldición de los países con instituciones débiles gobernados por caudillos y oportunistas de toda laya, capaces de entregar a recaudo de poderosos intereses lo poco que tenemos como país?.
Hay mucho que hacer desde la escuela, forjar ciudadanos sujetos de derechos y de obligaciones. Apostar por el trabajo como base del bienestar y la dignidad de los seres humanos. Impulsar una cultura del progreso y el cambio. Hacer política en función del interés colectivo y del bienestar común. De otra forma, el país avanzará sin freno al abismo y terminará a manos de innombrables forajidos haciendo política por nosotros.
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