Keiko Fujimori acaba de escribir en su twiter que gracias al autogolpe del 05 de abril y la Constitución de 1993 el Peú es hoy un pais con crecimiento, moderno, con estabilidad y paz social.
Revelando sus grandes limitaciones para interpretar la vida del pais, pese a sus estudios en una universidad americana, Keiko Fujimori olvida que gracias al autogolpe se tiraron abajo los leves cimientos de la institucionalidad democratica auspiciada por la Constitución de 1979, instrumento que reconocia importantes derechos económicos, sociales y culturales (educación, salud, derechos laborales, derechos pensionarios, etc) a tono con los tratados internacionales en esa materia y, sobre todo un Estado Social de Derecho que en ningun caso exoneraba la participación del sector privado en el desarrolo economico del pais.
Prefiere olvidar - lo que desnuda su desenvuelto cinismo- que con la Carta de 1993 (Ver Régimen Económico) se abrieron las puertas para el capital transnacional que actualmente provocan centenares de conflictos sociales en importantes regiones del pais porque deshizo al Estado de los mecanismos de control ambiental, por ejemplo, que ha convertido a Yanacocha en la empresa que más daño ambiental y ecológico ha causado en el pais, mereciendo el más severo repudio del pueblo cajamarquino.
La masacre de Bagua fue resultado de la desmesuradas ambiciones del capital transnacional, de la mano con el régimen aprista, interesado en apoderarse de las tierras amazónicas obviando la consulta a los pueblos de la región y tirando al tacho obligaciones juridicas internacionales del Estado como el Convenio 169 OIT. Desde el 2004 hasta setiembre del 2011 la Defensoria del Pueblo ha identificado 694 conflictos sociales en el pais. ¿De que paz y estabilidad social nos habla Keiko Fujimori?
Ningún gobierno civil o militar es comparable con la gigantesca corrupción que amamantó el régimen de su padre, Alberto Fujimori. El pais no olvida y no debe olvidar las escenas vergonzosas de su "tio" Vladimiro Montesinos con empresarios, militares, politicos, periodistas, incluso jueces y fiscales vendiendo su alma a la dictadura fujimorista por un fajo de dinero. La escasez de dinero o la pobreza pueden originar el delito y acrecentar el peligro social, pero la corrupción destruye las bases de la moral pública y convierte a sus actores en pobres diablos, objeto del repudio social.
Cuentas en el exterior, estudios en universidades americanas, gigantesco crecimiento patrimonial de otrora funcionarios, etc. son la herencia de la fortuna mal habida del fujimorismo. Decia hace poco una noble maestra de escuela nos decia que el peor daño que puede afectar a una sociedad es que la impunidad se imponga para tapar la frondosa corrupción, mientras miles de niños y adolescentes observan a traves de los medios que robarle al pais es parte de la cultura oficial, el oficio de los "politicos" mientras sus padres apenas sobreviven con sueldos de hambre y sus derechos congelados.
La modernidad neoliberal nos apabulla con dinero electrónico, centros comerciales luminosos, edificios gigantescos, bancos por doquier, etc. ¿Esto es lo que hace a una sociedad moderna? ¿Donde quedan la moral pública y la cultura de la ciudadania sin los cuales no es posible hablar de control democrático del poder? En estos dias los congresistas de la bancada fujimorista vienen trabando las investigaciones en el Congreso a la corrupción aprista. Y dirigentes como Cecilia Chacon se refugian en la inmunidad parlamentaria para no acudir al llamado de los tribunales. ¿De que moral pública puede hablarnos Keiko Fujimori?
¿Y la masacre de Barrios Altos y La Cantuta?
Pese a su juventud Keiko Fujimori representa, sin duda, a la derecha bruta y achorada (DBA), al fascismo criollo, para quienes el Estado es sólo un preciado botin. Esto debe provocar en la sociedad no solo rechazo al rollo fujimorista, sino una actitud proactiva de combate a la corrupción. Asumamos nuestrol rol.
Revelando sus grandes limitaciones para interpretar la vida del pais, pese a sus estudios en una universidad americana, Keiko Fujimori olvida que gracias al autogolpe se tiraron abajo los leves cimientos de la institucionalidad democratica auspiciada por la Constitución de 1979, instrumento que reconocia importantes derechos económicos, sociales y culturales (educación, salud, derechos laborales, derechos pensionarios, etc) a tono con los tratados internacionales en esa materia y, sobre todo un Estado Social de Derecho que en ningun caso exoneraba la participación del sector privado en el desarrolo economico del pais.
Prefiere olvidar - lo que desnuda su desenvuelto cinismo- que con la Carta de 1993 (Ver Régimen Económico) se abrieron las puertas para el capital transnacional que actualmente provocan centenares de conflictos sociales en importantes regiones del pais porque deshizo al Estado de los mecanismos de control ambiental, por ejemplo, que ha convertido a Yanacocha en la empresa que más daño ambiental y ecológico ha causado en el pais, mereciendo el más severo repudio del pueblo cajamarquino.
La masacre de Bagua fue resultado de la desmesuradas ambiciones del capital transnacional, de la mano con el régimen aprista, interesado en apoderarse de las tierras amazónicas obviando la consulta a los pueblos de la región y tirando al tacho obligaciones juridicas internacionales del Estado como el Convenio 169 OIT. Desde el 2004 hasta setiembre del 2011 la Defensoria del Pueblo ha identificado 694 conflictos sociales en el pais. ¿De que paz y estabilidad social nos habla Keiko Fujimori?
Ningún gobierno civil o militar es comparable con la gigantesca corrupción que amamantó el régimen de su padre, Alberto Fujimori. El pais no olvida y no debe olvidar las escenas vergonzosas de su "tio" Vladimiro Montesinos con empresarios, militares, politicos, periodistas, incluso jueces y fiscales vendiendo su alma a la dictadura fujimorista por un fajo de dinero. La escasez de dinero o la pobreza pueden originar el delito y acrecentar el peligro social, pero la corrupción destruye las bases de la moral pública y convierte a sus actores en pobres diablos, objeto del repudio social.
Cuentas en el exterior, estudios en universidades americanas, gigantesco crecimiento patrimonial de otrora funcionarios, etc. son la herencia de la fortuna mal habida del fujimorismo. Decia hace poco una noble maestra de escuela nos decia que el peor daño que puede afectar a una sociedad es que la impunidad se imponga para tapar la frondosa corrupción, mientras miles de niños y adolescentes observan a traves de los medios que robarle al pais es parte de la cultura oficial, el oficio de los "politicos" mientras sus padres apenas sobreviven con sueldos de hambre y sus derechos congelados.
La modernidad neoliberal nos apabulla con dinero electrónico, centros comerciales luminosos, edificios gigantescos, bancos por doquier, etc. ¿Esto es lo que hace a una sociedad moderna? ¿Donde quedan la moral pública y la cultura de la ciudadania sin los cuales no es posible hablar de control democrático del poder? En estos dias los congresistas de la bancada fujimorista vienen trabando las investigaciones en el Congreso a la corrupción aprista. Y dirigentes como Cecilia Chacon se refugian en la inmunidad parlamentaria para no acudir al llamado de los tribunales. ¿De que moral pública puede hablarnos Keiko Fujimori?
¿Y la masacre de Barrios Altos y La Cantuta?
Pese a su juventud Keiko Fujimori representa, sin duda, a la derecha bruta y achorada (DBA), al fascismo criollo, para quienes el Estado es sólo un preciado botin. Esto debe provocar en la sociedad no solo rechazo al rollo fujimorista, sino una actitud proactiva de combate a la corrupción. Asumamos nuestrol rol.
Fuente: CIPAL
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